Volver a Sentir | La Danza de los cazadores | Parte II

Sus besos al igual que sus recuerdos son intensos. Me siento dominado por él. Esos segundos que dura ese sencillo acto de besar, me hacen perder en el tiempo; cuando besa mi cuello la excitación es intensa, es un cosquilleo que recorre mi espalda y me hace arquearla, que fastidio, me hace sentir tan femenino, leo lo que el idiota me provoca y me da vergüenza, pero es tan rico que me haga perder mi masculinidad, esa estúpida sonrisa no se me sale de la cabeza... esa estúpida sonrisa... esa maldita sonrisa... 



- jajajaja... verdad Leo?... Leo?
- ah?
- Te perdimos por un momento
- Momento ansioso... jejejeje... es que me... ahí viene...
- Bueno buenos días - dijo el de de la bicicleta - Caballero como amanece?
- Muy bueno días, bien gracias, pasa.

Mi compañera solo puede sonreír confidentemente.

- Ya vengo - Subo al ascensor "casualmente" con el de la cicla... solo sonrío y presiono el piso 5, él debe bajar en el tercero pero sigue de largo 

- Si me ha pensado?
- Solo lo que es exclusivamente necesario y sano - Le mentí vilmente para guardar lo poco que me quedaba de "dignidad", aunque la verdad era que me perdía en lo que había pasado y no era porque estuviera enamorado, es por el hecho que me haga sentir cosas o me haga pensar en lo sucedido. Conectar, en el mundo gay solo es sexo y ya, es placer, pero la intriga de nuestros cuerpos, la paciencia, el estrés por querer tenerlo todo y aún no tenerlo causa deseo y desperación. Desesperación por tenerlo al lado a solas y querer que sea mío, ¿Qué estará pensando él?, solo respira Leo y continúa, eres el rato y ya, no quieres sentir y solo debes dejar que las cosas se desenvuelvan sin forzar nada. Otra vez estoy sobrepensando todo.

Se abren las puertas del ascensor, él ve que no hay nadie y sin medir palabra solo se lanza a besarme con ganas; ahora entiendo porque sonreía y miraba para todas partes, creo que estaba analizando el mejor momento y la manera en como me iba a tomar; solo unos segundos, unos malditos segundos y nuevamente soy de él, se nota que le encanta tomar el control de la situación... y a mi me encanta que lo haga.

- Ahora si tengo motivación para entrenar.
- Vaya más bien - No paro de sonreír... ¿por qué soy tan patético?

Este monótono acto de: saludar, subir y besarnos se convierte en la rutina de todos los días que viene. Otros días nos vemos antes de que se vaya, otros interrumpo su entrenamiento solo para hablar de cualquier cosa sin sentido, todo se convierte en una excusa para verlo, yo tratando de poner mi cara más sería (nunca lo logro) mientras el me habla con su voz gruesa y sonríe como tonto; yo lo he visto, juro que lo he visto y he descubierto que con nadie pone esa cara como lo hace conmigo, obvio de seguro le pasa con más personas, pero no es con todas; me da tanta curiosidad descubrirlo, pero no Leo, ¿para qué quieres saber más de él si tiene novio?. Solo disfrútalo gozátelo y "next!!!"

En unos de mis paseos para verlo entrenar:
- ¿Tienes tiempo?
- Si claro, ¿para qué?
- Solo ven.
Me sigue cual perro a su amo (es una postura de poder que asumo, aunque la verdad es que yo estoy a sus pies), sin ver si está detrás, siento sus pasos, y él sabiendo que es por algo especial me sigue fielmente; realmente es una estupidez, nunca llevo a nadie a mi oficina, es como un freno o un nivel de privacidad que yo mismo tengo con las personas, no quiero que piensen que mis lugares son cual prostíbulo, si quiero ser una puta puedo ser de las mejores, pero los límites son importantes y no precisamente para hacerlos respetar, si no todo lo contrario, porque romperlos es un pecado del cual me alimento, entonces me encanta crear estos límites para explotarlos con las personas que pueden valer la pena. ¡JA!, ¿será que él valdrá la pena?... pequeño spoiler, si, lo valdrá.

Paso tras paso siento como su respiración se acelera, es como nuestro primer beso, él está persiguiendo su presa, ansioso, quiere atacar pero aún no es el momento adecuado, sigue mis movimientos ágilmente, toma las curvas como quien ya conoce el camino, está desesperado y yo solo alimento sus ganas con una sutil mirada hacia atrás como diciendo "buen chico" quiero estimular sus ganas para que me haga lo mejor sabe hacerme, ser suyo.

- Sigue - me paro a un lado de la puerta para que él pase y posteriormente la cierro a mis espaldas. Nuevamente mi presa cae en mi territorio, en mi guarida, en mis redes. 
- Deja tus cosas ahí - se lo digo con una pequeña cara sonriente, como un niño viendo su dulce. Él debe pensar que me tiene, cuando soy yo quien ha creado toda una delicada red para que haga lo que yo quiero, para que actúe y reaccione como y cuando yo lo deseo; soy yo quien lo tengo a él pero me encanta crear la sensación de que es él quien tiene el poder.
- Por fin solos - Deja sus cosas donde le he indicado y cuando se gira para verme en el sitio que estratégicamente me he hecho, veo su sonrisa, otra vez su sonrisa y esos ojos de cazador, feroces, sedientos, es el momento de atacar, no separa su vista de su presa y solo me mira de arriba a abajo para saber por donde atacar, cual es el punto débil para doblegarme a todo lo que él quiere. ¿Por qué soy tan sumiso ante él?
- Todo suyo - Por fin, el momento de atacar, se abalanza hacia mi, me coge de la cintura y pega nuestras pelvis, yo lo abrazo y nos besamos como siempre, como dos entes que desconocen el tiempo, como dos animales que danzan de uno lado a otro en una lucha armónica y rítmica, solo somos él y yo, el agarrando mis glúteos y yo su cuello.
- Ufff!!! que rico
- Que rico usted - son solo pequeños diálogos banales.

Procede a introducirme su dedo húmedo y yo solo observo con picardía como detiene nuestro beso para hacerlo, es como pidiendo permiso con su mirada y yo ni me inmuto, solo soy un observador de como es tan diestro, obviamente él sabe lo que hace porque yo solo soy un espectador de sus movimientos, debo confesar que extrañamente me siento ligeramente identificado con él, es como hacerlo conmigo mismo. 

Por fin alguien con quien puedo ser vulnerable en la intimidad, por fin alguien que me controlé, por fin... alguien con quien puedo ser solo su objeto que tome y domine como yo quiero sin tener que mediar palabra.

Baja mis pantalones y me gira sobre el escritorio, agarra mi pecho desde atrás mientras besa mi cuello y yo solo sedo y sedo y sedo; ve hacia abajo para exclamar un "ufff... ¡que culo!" y abalanzarse hacia mis nalgas para morderlas delicadamente... ¿Qué hace este tonto para hacerme sentir tan sumiso?, ¿yo? ¿entregándome tan fácilmente?... Se me sube la sangré a la cabeza para sonrojarme y silenciar mis pensamientos.

Separo mis nalgas y él procede a comerme cual lobo hambriento, desesperado, devorando trozo por trozo todo lo que yo le entrego sin medir el tiempo, solo continua y continua; que diestro es con la lengua y sus dientes, no quiere dejar rincón sin marcar, ya sabe que soy suyo y yo que él es mío.

Después de un buen rato, al final, se reincorpora, me gira y me besa; el lobo feroz se ha convertido en un cachorrito satisfecho. Esta corta ronda a terminado y debemos volver a la realidad, pero este juego aún no termina, debe concluir pronto; no aguanto más no tenerlo dentro de mí.

- Usted es una tentación.
- ¿Yo?... naaaaa... más bien soy un pecado porque me tomas. jejeje
- jajaja... ay Leo... espero verte pronto.
- Espero tenerte pronto - le susurro mientras le abro la puerta.

Los dos lobos se despiden con una mirada hasta una próxima vez.






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